jueves, 12 de noviembre de 2015

JESÚS SANA UN LEPROSO
Cuando Jesús bajó de la ladera de la montaña, lo siguieron grandes multitudes.  Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él.
—Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo.
 Jesús extendió la mano y tocó al hombre.
—Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio!
Y al instante quedó sano de la lepra.
Jesús dijo: toda potestad me ha sido dada en la tierra.
Por esta palabra Jesús es el Dios hecho hombre, y como Dios Todopoderoso,  ninguna enfermedad lo podía vencer, Él no ha cambiado, ni su poder, han pasado miles de años y Él sigue sanando cualquier dolencia, si se lo pedimos con fe y un corazón sincero. 


JESÚS MULTIPLICA LOS PANES Y PECES


Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos. Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos». Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos». Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados». «Tráiganmelos aquí», les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 

Jesús es el Pan de vida
Jesús es el pan del cielo, es el alimento que necesita nuestra alma, por que ella se nutre de los espiritual. Jesús como el pan del cielo sacia nuestro ser, sin Él hay un vacío en nuestro corazón, que busca llenarlo de muchas maneras. Él te dice hoy Déjame entrar en tu corazón. Acéptalo.
JESÚS RESUCITA A LÁZARO

 Lázaro  había muerto, Jesús conmovido se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra.

 —Quiten la piedra —ordenó Jesús.
Marta, la hermana de Lázaro, objetó:
—Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí.
 —¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.
 Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo:
—Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.
Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas:
—¡Lázaro, sal fuera!
El muerto salió, con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario.
—Quítenle las vendas y dejen que se vaya —les dijo Jesús.
Jesús dijo: Yo soy la resurrección y la vida, el que en mí cree aunque esté muerto vivirá.
Jesús nos ofrece la vida eterna, el nos ofrece descanso, realmente cuando Él vive en el corazón del hombre, realmente disfrutamos la vida. Recíbelo en tu corazón y plenamente disfrutarás los días de tu vida.